El nombre del blog lo tomo de una traducción desordenada de una canción de la mejor banda de todos los tiempos, Radiohead: Where I End And You Begin. Donde yo termino de escribir y tú comienzas a opinar qué te parece lo que estás leyendo. Os toca.

lunes, 25 de julio de 2011

Vivir solos, dormir juntos

La almohada dejó de ser hace mucho ese pedazo de algodón inerte para convertirse en mis pensamientos. Cuando duermo lo hago con ellos enterrados bajo mi cabeza, cuando no puedo dormir es porque ellos me entierran a mí. El motor que carbura el día a día necesita combustión, y a mí el petróleo se me acabó hace mucho. Qué suerte que cuando emprendo el viaje a lo onírico no necesito combustible, alguien decide por mí y sobre mí. Vale, es mi propio subconsciente, pero me hace el trabajo sucio, y con eso me sobra. Además lo hace bien, porque la criba es tan pura que escoge lo esencial, lo necesario. A veces bueno, a veces malo, pero elemental.

Los peores días mi subconsciente y yo rompemos el hielo y escarbamos en la parte más oscura de aquello que es necesario, esa parte que despierto, consciente, evitas. Pero llega. Y llega en forma de pesadilla, en forma de tormento infranqueable, una muralla de acero blindado de medio metro de grosor de la que es imposible escapar. "Eh, chaval, no me puedes evitar" - musita el subconsciente entonces, valentonado al ser consciente de estar jodiendo y bien.

Da igual lo fría que sea la noche o la soledad que rodee mi rutina. De un tiempo a esta parte ya nunca duermo solo: lo hago acompañado de mis miedos más profundos.

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