El nombre del blog lo tomo de una traducción desordenada de una canción de la mejor banda de todos los tiempos, Radiohead: Where I End And You Begin. Donde yo termino de escribir y tú comienzas a opinar qué te parece lo que estás leyendo. Os toca.

martes, 7 de febrero de 2012

500mg

Me recordó la calidez que proporciona sentirse seguro. El analgésico ante las preguntas imposibles, esos grandes puzles irresolubles. Su calor no me servía para responder esas preguntas, pero hacía que olvidase su importancia, si es que realmente la tenía, si es que todavía existía el sentido. 

Me encontraba con la sensación de haber llegado a un momento de la vida en que cada experiencia ya la había vivido, no había nada nuevo, como pequeñas construcciones de Lego derruidas una y otra vez para construir estructuras más grandes, más pretenciosas pero con las mismas piezas, ahora con una fachada distinta, con otro color, con otra ilusión etérea. La nostalgia no es más que un proceso de frustración camuflado en recuerdos. Hace que los percibas mucho mejores de lo que eran y genera angustia al no poder revivirlos y, sobre todo, al no conseguir vivir situaciones nuevas con el mismo grado de satisfacción como recuerdas las pasadas. La memoria olvida para sobrevivir a los momentos más terribles, a los de más dolor, pero superado ese umbral almacena el resto y los convierte en el Superhombre de Nietzsche, los mejora, los endurece y recubre para blindarlos ante nuestras expectativas.

Pasó durante un segundo por delante de mí. Las agujas del reloj no detienen su actividad cuando ellas quieren, sino que las paramos insconsicentemente en determinados momentos. Y no importa entonces cuánto tiempo sigan girando. Podrían estar haciéndolo eternamente, podrían estallar sin avisar, podrían hacer cuanto quisieran porque somos elementos a merced de otros elementos tan volátiles como nosotros. 

Pero hoy has vuelto a por mí. Hoy has vuelto a existir, aunque ya no estés, aunque ya no importe.