Sentado en la desembocadura del río, deshojo una rosa capa por capa y ahondo en mi pasado poro a poro. Cielo despejado. El astro rey abrasa mi alma, tan alejado en el espacio y tan cercano en mi tiempo. Vacío, polvo interestelar, vacío. Exofera, termosfera, aurora polar, mesosfera, estratosfera, estrella fugaz, capa de ozono, troposfera. Acariciando mis pies, biosfera, litosfera, núcleo. En medio de toda esta casualidad, yo. En medio de la probabilística, a más de 3000 kilómetros, tú. Demasiada presión, excesiva responsabilidad. Que antes fuimos polvo de estrellas, que fuimos amantes y que en polvo nos convertiremos. Arrojo la rosa al río que fluye, que siempre es distinto y, en cambio, siempre es el mismo, y exclamo un eufórico "me quiere", pues no hay nada más efímero y bello que el amor a la vida.
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