El nombre del blog lo tomo de una traducción desordenada de una canción de la mejor banda de todos los tiempos, Radiohead: Where I End And You Begin. Donde yo termino de escribir y tú comienzas a opinar qué te parece lo que estás leyendo. Os toca.

miércoles, 6 de enero de 2010

Miedo

Miedo a perder el momento. Miedo a un cambio. Miedo a que acabe. Miedo. En ocasiones, el simple hecho de saber que una situación tiene su principio y su final produce una intensa angustia que no cesa hasta que comprendes y asumes que el cambio es necesariamente obligatorio. Aunque grandes artistas como Nacho Vegas lo hayan intentado, a día de hoy, con tantos avances científicos, es imposible detener el tiempo. Y no hay visos de mejora, mucho menos para el ciudadano de a pie. Es precisamente debido a ese miedo por lo que, de vez en cuando, sentimos la necesidad de encontrar algo que frene el tintineo de los segundos y se dé de bruces con su paso irrefrenable. Y es precisamente por ese motivo por el que una simple fotografía, apenas unos centímetros en un papel o un puñado de píxeles en una pantalla de ordenador pueden tener un valor mucho mayor que cualquier joya de innumerables kilates para aparentar. Porque contienen un momento. Un buen recuerdo, casi siempre irrepetible, de alguien que ya no está contigo. Que te gustaría que estuviese. Pero el reloj, la vida, no perdona. Una fotografía para parar el tiempo, quizá de una forma deficiente, pero la única forma. Y yo que me quejo de que salgo mal en ellas.

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