Si miras el día desde un enfoque holístico, global, intentando comprenderlo todo, es más fácil que el día se te ponga cuesta arriba. Si intentas abarcar un día entero con expectativas, la probabilidad de que algo salga mal es más es elevada. Hay demasiadas cosas que se pueden torcer.
En cambio, si lo enfocas de una manera más reduccionista, tomando la parte por el todo, como tu parte y centrándote en ella, es más probable acabar el día sin ningún cesto de desilusiones cargado a la espalda. Aunque sea con algo absurdo para los demás. Yo he apostado esta vez por la música y, oye, esta vez no me ha ido mal.
Por cierto, el título no tiene absolutamente nada que ver con el resto del texto, y el hecho de que aparezca es un mero capricho de mi malogrado y maltrecho y desfasado y desneuronado cerebro.
Nunca nos enseñan
Hace 8 años
Muy bien, tú, como los medios convencionales: nada de concordancia entre título y cuerpo de texto...
ResponderEliminarSi una periodista me lo dice, tendré que hacerle caso...
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